Dentro de su repertorio discográfico que rebasa los 30 álbumes
y más de 40 años de carrera artística
Soledad Bravo (Logroño, España, 13 de noviembre de 1943) es una cantante venezolana de origen español. Se caracteriza por su potente voz y conocedora del vasto repertorio musical hispanoamericano, ha abordado con solvencia los más variados géneros musicales. Sus comienzos están asociados a la canción folklórica y de protesta donde alcanzó gran popularidad, sirviendo de vehículo para dar a conocer a los compositores más representativos de la llamada «Nueva Trova Cubana» y de la «Nueva canción latinoamericana» junto a Mercedes Sosa.
En los años 1980 dio un giro a su carrera artística incursionando dentro del género de la salsa y grabando junto a Willie Colón y otros grandes exponentes del género tres álbumes grabados en la ciudad de Nueva York. Dentro de su repertorio discográfico que rebasa los 30 álbumes y más de 40 años de carrera artística, están presentes los más prolíficos compositores de habla hispana y géneros tan variados como: la canción protesta, el folclore, la salsa, el jazz, el bolero, la ranchera y la canción urbana contemporánea.
Su familia emigró a Venezuela a principios de los años 50 por lo que la cantante realizó sus estudios básicos en la ciudad de Caracas, donde cantaba en eventos estudiantiles. En 1967 ingresó a la Universidad Central de Venezuela donde participó en actividades artísticas cantando y en obras teatrales, organizadas por la Facultad de Arquitectura. Formó parte de los procesos de renovación universitaria identificándose con los ideales «socialistas» muy en boga en aquella época.
Allí la conoció la periodista venezolana Sofía Imber, que la invitó a participar diariamente y durante un año en su programa televisivo matinal «Buenos Días», con el que se dio a conocer al gran público venezolano.
Sus primeros trabajos discográficos
Su carrera discográfica comienza en 1968 con la grabación de álbum: Soledad Bravo canta donde recrea 14 canciones del cancionero popular español.
En este primer trabajo, Soledad exhibió una voz privilegiada que le permitió alcanzar éxito de ventas y comenzó a marcar un estilo propio que le abrió las puertas para futuras grabaciones. Un año más tarde publicó su segundo trabajo discográfico para el sello Promus: Soledad 1969.
En este álbum aborda temas de autores latinoamericanos como Atahualpa Yupanqui, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti y Violeta Parra entre otros. Su tercer álbum se publicó en 1970 popularizando el tema «Palabras de amor» de Joan Manuel Serrat, el cual tradujo directamente del catalán.
«Soledad Bravo Vol. 4», publicado en 1972 es un álbum con un repertorio que incluye dos canciones de Violeta Parra «Que dirá el santo padre» y «Volver a los diecisiete» y tres canciones del poeta venezolano Aníbal Nazoa musicalizadas por Juan Carlos Núñez entre las que destacan: «Punto y raya» y «Canción de Toribio García».
En 1973 editó uno de sus discos más populares denominado Canciones de la nueva Trova Cubana donde Soledad Bravo da a conocer a dos cantautores, desconocidos para el momento como lo serían Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Los arreglos de este álbum corrieron a cargo de Arnoldo Nali, un connotado director de orquesta venezolano. Este álbum fue lanzado en varios países de Latinoamérica, España y Francia, y a su vez tuvo una gran importancia en Cuba con la canción «Hasta siempre comandante», con la que logró ser conocida en toda Latinoamérica.
Cantos de Venezuela 1974 es el sexto álbum de estudio de esta cantante donde aborda temas del folklore venezolano, destacando «Mi tripón» y «Caramba» de Otilio Galíndez. En 1975 regresa a los temas comprometidos con las luchas populares y graba el disco Canto a la poesía de mis compañeros donde musicaliza dos poemas de Mario Benedetti y uno de Nicolás Guillén y compone el tema «Coplas de la amapola». De este disco destacan tres temas del argentino Martín Micharvegas y la canción «Santiago de Chile» de Silvio Rodríguez.
Con este trabajo, Soledad Bravo cerró un ciclo de canciones con un mensaje revolucionario y de contenido social, culminando su contrato con los sellos discográficos Promus y Polydor. En un período de ocho años (1968-1975), la cantante grabó siete álbumes de estudio y uno en vivo; y con la excepción del disco dedicado al folklore venezolano, todos fueron grabados con el único acompañamiento de la guitarra ejecutada por la propia artista y su aquilatada voz.
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