jueves, 20 de junio de 2024

La Habana Era Una Fiesta 2011 - Original Recordings From The Golden Age

Formato: FLAC 
Tamaño Rar: 535,35 MB 

    El doble CD “La Habana era una fiesta” es un mayúsculo testimonio histórico de la relación musical entre la isla caribeña y la metrópoli europea fraguada desde 1898. La Habana se convirtió en una fiesta gracias a los grandes salones y clubs donde actuaban los mejores artistas del momento, tanto los oriundos como los llegados desde España, especialmente en las décadas de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado. 

El primero de los discos reúne a solistas como Celia Cruz, Nelson Pinedo, Celeste Mendoza, Abelardo Barroso interpretando éxitos del cancionero popular español de ese momento, es decir, coplas, éxitos de zarzuela como ‘La verbena de la paloma’, ‘Clavelitos’, ‘Madrid’ o ‘Maria de la O’. Estas grabaciones se han conservado gracias a que fueron transcritas a discos de pizarra, recuperados por René Espí, quien en 2008 le propuso al fallecido Mario Pacheco, restaurar y editar en formato físico todo este material. 

La enfermedad y muerte del fundador de Nuevos Medios ralentizó el proceso de edición. Tras el deceso de Pacheco, Nuevos Medios optó por editar el disco solo en formato digital. A principios de año, Iñigo “Munster” Pastor, se ofreció a editarlo en disco compacto bajo su sello Vampisoul como homenaje a uno de los referentes de la industria musical independiente española. 

El segundo CD recopila grabaciones de músicos y artistas españoles como los jocosos Los Xey, Niño de Utrera, Concha Piquer, Los Churumbeles de España, Lola Flores, Antonio Molina o o Los Chavales de España acompañados por orquestas cubanas. Entre el repertorio, canciones de letras tremebundas que eran el retrato de una época y una moral nacional-católica que, afortunadamente, han quedado atrás como ‘El hijo de nadie’. 

También hay espacio para temas con un punto de sarcasmo clasista como las desventuras de la baronesa protagonista de la canción ‘Y a mi qué’, de Los Xey o ‘El televisor’, de Lola Flores. A la hora de restaurar todas estas grabaciones “pizarras”, se podía haber optado por una digitalización que “limpiara” todas las imperfecciones de este vetusto pero atractivo material. 

En cambio, se ha preferido mantener el crujido de los discos y de esta manera inmortalizar su calidez y autenticidad, que se habrían perdido con una ecualización fría y radical. 

 

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