lunes, 4 de octubre de 2021

Raphael

Es seleccionado para ir a Eurovisión con la canción de Manuel Alejandro 
“Yo soy aquél”. Aquello tuvo tintes épicos. 
Era la patria española la que mandaba su mejor guerrero a luchar en Europa, a Luxemburgo para ser más concretos. 
El tema es una de las mejores baladas de nuestra historia.

    Después de medio siglo de actividad musical, siempre en primera línea, se quedan cortos los adjetivos para definir a este niño de Linares que ha sabido envejecer como nadie. Icono social de los 60, artista respetado en los 70, referencia obligada en los 80… y así hasta este siglo XXI. Un cantante con buena voz y mejor cabeza que ha sabido estar al margen de las modas y a la vez, integrarse de forma natural en ellas. Miguel Rafael Martos Sánchez nació en Linares el 5 de mayo de 1943, siendo el tercero de cuatro hermanos. 

Al año siguiente, su padre, ferrallista de la construcción, hace el petate y la familia se viene a Madrid, concretamente a la calle Carolinas, esquina a Bravo Murillo. De allí serían desahuciados e irían a vivir al barrio de Carabanchel. A los cinco años ya canta en un coro escolar y en 1953 representa a España en un concurso europeo de escolanías infantiles, que se celebró en Salzburgo, del que resulta vencedor. Son tiempos difíciles en los que Rafael llega a mendigar en la boca del metro.

Pasan los años y el niño que asombraba a todos cambia su voz y su estilo. Jamás ha dudado que la canción iba a ser su vida. Son años de rock y twist, pero también de canción melódica y copla. Rafael es capaz de tocar todos los palillos…y de tocarlos bien. A finales de 1960 se inscribe en la escuela del maestro Gordillo, adonde también acuden las futuras Rocío Durcal y Massiel. Su profesor enseguida vaticina: “Esto que haces tú, no lo hace nadie. Si al público le gusta no habrá dinero suficiente para pagarte. Si no, tendrás que buscar otro camino”. 

Gana concursos radiofónicos y canta por las tardes en un modesto local llamado La Galera. También canta a veces en un puticlub en el que actúa como pianista un muchacho llamado Manuel Alejandro, con el que traba pronto amistad. Gracias a los esfuerzos de su mentor, en 1961 aparece por primera vez en televisión. Consigue una audición para el sello Philips. 

Aquella ph que había visto en la marquesina de entrada de la marca iba a quedar incorporada a su nombre, que ya sería para los restos, Raphael. Incluso para darle internacionalidad en las primeras portadas de sus discos aparecía con una diéresis encima de la e. Las oficinas de la discográfica estaban en el Paseo de las Delicias y, aunque parece ser que no estuvo muy fino en la prueba, salió de allí con un contrato bajo el brazo. Cuenta la leyenda que ese mismo día firmó también su contrato un muchacho granadino llamado Miguel Ríos.

   Paco Gordillo, hijo de su maestro iba a ser su primer representante y se ocupó, de común acuerdo con Philips, de lanzar a Raphael en Benidorm. Aparece su primer EP: “Tu Cupido / Inmensidad / Te Voy a Contar mi Vida / Perdona, Otelo” (Philips, 1962), que tendrá una fría acogida. 
En este primer disco las cuatro canciones están compuestas por su amigo Manuel Alejandro. Será decisivo en su carrera y compondrá casi en exclusiva para él, firmando la mayor parte de sus mayores éxitos. Pero pronto va a destapar el tarro de las esencias. 

Se buscaba urgentemente un cantante para ir a Benidorm. Se presentan al casting Víctor Ponti, Maribel Llaudes y Raphael, siendo elegido. Hasta cuatro canciones inscribió en el Festival, logrando algo que nunca volvería a repetirse: copar los tres primeros premios de Benidorm 62. Por este orden: “Llevan”, “Quisiera” y “Cada cual”. Esto se tradujo en dos nuevos extended play, que aparecerán al mismo tiempo y con numeración correlativa: “Llevan” (Philips, 1962); “Quisiera” (Philips, 1962). 

Todos hablan de su especial estilo interpretativo y su nombre comienza a sonar y mucho en el panorama musical. Tras el memorable triunfo festivalero, Raphael exige un contrato más beneficioso. Philips se niega y tiene la fortuna que el sello francés Barclay, distribuido en España por Columbia, comprara su carta de libertad. Allí graba un solo disco y pasa un año de semiostracismo, que está a punto de costarle su recién iniciada carrera. Hace la primera gira por España con una memorable actuación en Gijón. De vuelta en Madrid, pasa buena parte del invierno cantando en el York Club.

En 1964, Hispavox se hace con el contrato de Raphael. En esta operación tendrá mucho que ver el director artístico de la marca, Waldo de los Ríos. Aquí se reencontrará con Manuel Alejandro para no separarse ya en muchos años, iniciando la etapa más fructífera de ambos. 
El primer disco para Hispavox contiene la canción “Los hombres lloran también”, que será su primer hit. En julio de 1965 participará en el Festival de La Granja, un evento organizado por el General Franco, comenzando su fama de imagen del régimen del dictador, un sambenito que le acompañará toda su vida. 

El 3 de noviembre de ese mismo año alquila el Teatro de la Zarzuela y da un recital. Un gesto inusitado con el que pierde dinero, pero con el que adquiere la vitola de estrella. Con los temas de ese recital aparecerá su primer LP: “Raphael” (Hispavox, 1965) del que se extraerán varios EP exitosos. Pero el disco que le va a subir definitivamente a la cumbre va a llegar con “Raphael Canta la Navidad” (Hispavox, 1965) con “La canción del tamborilero”, un hit estratosférico y el villancico más vendido en España. 

 Por entonces no existían listas oficiales de ventas, pero sin duda alguna fue el disco más vendido durante muchas semanas. Termina el año cantando como gran estrella en el Festival de Navidad, que organiza Carmen Polo de Franco en el Teatro de la Zarzuela. La elite social con abrigos de visón se rifa al Niño de Linares. Como anécdota, referir que este triunfo le pilla en plena mili, siendo prácticamente licenciado por la vía rápida por... méritos cantores después de una entrevista entre su representante y el ministro Fraga Iribarne. 

Raphael 50 Años Después Concierto en Madrid 2009

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