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El segundo y último trabajo de Alex y Christina se caracteriza especialmente por una pérdida de inocencia y candidez. Y es que ya desde "Souvenir", el aterciopelado tema que abre el disco, nos percatamos de que Christina se ha vuelto más guerrera. Pero también se caracteriza por algo que a la postre va a influir negativamente en el conjunto: se toman más en serio y quieren jugar con nuevos sonidos, algo loable, pero que no obtiene los resultados deseados.
Si bien los estribillos acertados van a ser una constante, este poso de trascendencia que he comentado se puede percibir en "Sylvia ha cometido un error", etérea, algo épica, acaba sonando a balada perfecta para Kiss FM. En "Pimienta y sal" intentan probar nuevos sonidos en forma de ritmos caribeños, pero ahí de nuevo se vuelven más aburridos. Lo mismo en "No tengo miedo", más plomizos, menos frescos. A destacar una modulación en la voz mezcla de Ana Torroja y Jeanette.
"Me aburro" es ritmo Pegamoides, con reminiscencias obvias a "La ciencia avanza" del "Fan Fatal" (Hispavox, 1989) de Dinarama. La canción que da título al disco es de nuevo la sugerencia en el protagonismo en la voz de Christina, pero el hecho de que sea tan sólo eso lo que la sostenga, acaba cansando, lo mismo que en "Se que sabes lo que yo se".
El tocar otros palos y otros ritmos tiene su fruto en "Mi revolución", cuyo ritmillo Beatles, y su aroma ligeramente sixties funciona muy pero que muy bien. "Duérmete ya" podría cerrar el disco, como una nana sosegante, muy Mecano y su "Quédate en Madrid" de "Descanso Dominical" (BMG / Ariola, 1988). Aunque cierra el disco oficiosamente "Dulce maldición" tema con el que fueron al Festival de la OTI.
Las referencias son, como vemos, a veces demasiado evidentes, pierden algo de personalidad, pero siguen haciendo un pop muy simpático y resultón, con estribillos contagiosos, en un disco algo ecléctico y que echa un poco en falta una línea homogénea, y que aunque intenta tocar nuevos sonidos, en general es más aburrido que el anterior al haberse perdido la inocencia entrañable de la que hacían gala para tomarse más en serio a sí mismos.
Las referencias son, como vemos, a veces demasiado evidentes, pierden algo de personalidad, pero siguen haciendo un pop muy simpático y resultón, con estribillos contagiosos, en un disco algo ecléctico y que echa un poco en falta una línea homogénea, y que aunque intenta tocar nuevos sonidos, en general es más aburrido que el anterior al haberse perdido la inocencia entrañable de la que hacían gala para tomarse más en serio a sí mismos.
(Por Raúl Alonso en Lafonoteca.net)
Alex Y Christina - El Souvenir
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