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Con un Pedro Gené cada vez más influido por las formas vocales de Bload, Sweat and Tears o Chicago, la banda afronta este LP realizado en estudio en el que alternan, como era habitual en ellos, el inglés y el castellano. Para algún purista enamorado del grupo éste es el mejor largo de Lone Star. Puede que esto sea discutible y seguramente esta discusión será estéril; pero, al menos, hay que aceptar que posee dos temas absolutamente geniales.
“If at night I call your name” es un rock de inicio contundente, excelente factura en bajo y bacteria y línea melódica de las que se te pega al oído. “Hallelujah”con una sección de vientos bien nutrida por trompetas, saxo tenor y barítono es un tema agradable, pero en la que la voz de Pedro presenta una dicción un tanto redicha. “Maybe tomorrow” es una muy buena balada bien interpretada por el cantante y que une a las cuerdas, brillantes pasajes de tecla a cargo del piano y el clave. La “Máquina infernal” se inicia con la voz de Pedro desgranando onomatopeyas industriales sobre un fondo de percusiones. No es de lo más brillante del álbum, pero el solo de vibráfono que se marca Joan es magistral y rompe la melodía de forma inesperada.
Los casi nueve minutos de “I got nobody” son una auténtica paliza sonora para el oyente. Una de esas descargas rock que deja poco resquicio a la tregua o a la pausa. Ritmo machacón y solos para todo el mundo, incluido el bajo. Algún minuto menos habría sido de agradecer.
Dejo para el final los dos temas a los que aludía al principio de este comentario. “Nathalie” es una bella joyita plena de sensibilidad de principio a fin, uno de esos temas a descubrir y una demostración de lo que estos curtidos y duros músicos eran capaces de hacer cuando acometían una tierna balada. Los arreglos de cuerda y teclado son de matrícula de honor.
Párrafo aparte merece “Pájaro de fuego” espectacular tema de ritmo trepidante y percusión de regusto selvático cargado de abruptos y bien medidos cambios de ritmo conducidos por la guitarra. La voz derrocha facultades y recorre todo lo abarcable y lo inabarcable, arrastrando las sílabas unas veces, gritándolas, otras. Mención aparte dos detalles: la intervención de la flauta y la parte en que este pájaro abandona su trópico y se adentra en el más exquisito jazz neoyorquino con el piano dirigiendo las operaciones.
El disco fue alabado por los críticos y merece la pena ser escuchado y valorado en su conjunto como una obra completa y no como una suma de distintas piezas. Desde distintos ámbitos se reclamó para Lone Star el título oficioso de mejor grupo español. No seré yo el que se oponga a ese galardón siquiera honorífico.
Julián Molero - http://lafonoteca.net/disco/es-largo-el-camino
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