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Hay canciones que tienen la capacidad de transportarte en el tiempo y la distancia, de sumergirte en un viaje atemporal en el que los músculos se tensan y los pelos se ponen de punta.
Y este disco está repleto de ellas.
En una primeriza entrevista, Andrés comentaba: “Últimamente estoy haciendo canciones de todo tipo para poder llegar a todas las gentes. Esta es mi idea; canciones de amor, sociales y de todo tipo de contenidos y de músicas, desde las más melódicas y suaves hasta las más psicodélicas pasando por el folk-song.
Quiero hacer de la música galega que sea para toda la gente, tanto para los ye-yés de las mayores salas de fiestas hasta para el último labrador que va a la charanga en el patrón del pueblo. Tengo aún mucho que aprender, pero también mucha fe y muchos años por delante…”. Está declaración de intenciones es también una descripción muy precisa de su música.
Abre el disco “O tren”, su canción más famosa, muchos la conocen (“O tren que me leva pola beira do Miño / me leva e me leva polo meu camiño”) pero muy pocos a su autor. Su letra, muy simple pero llena de sentimientos escondidos, habla de encontrar la paz y el amor junto a su novia, en su hogar. Ese sentimiento universal de saudade colmado por el amor.
Sensibilidad pop a flor de piel, un hit con vocación de clásico eterno, que en estos inicios de la década de los 70 fue una luz solitaria, un faro que iluminó costas desiertas hasta que Os Resentidos con “Fai un sol de carallo” tomaron el relevo una década después.
“Corpiño xeitoso” y “San Antón” mantienen el frente abierto por “O tren”, arreglos de guitarra y bajo muy sencillos, con cierta tendencia ye-yé y efervescencia pop.
“Vou a Bueu” (trabalenguas gallego) tiene una base bombo-clap que recuerda al hip-hop actual, con un coro que va en crescendo hasta que vuelven los aires más pop.
El séptimo corte, “Teño saudade” es otro de sus mejores temas, con una letra preciosa compuesta por el escritor ferrolano Xavier Álcala, y que viene a ser la“Garota de Ipanema” de la música gallega. El disco se cierra con la triste “Adeus, adeus”, melancólica canción tocada con un simple piano mientras un coro canta solemne “Adeus, adeus”.
Un primer disco que lo coloco en lo más alto de las listas, un ascenso muy rápido que tuvo su continuación con ¡Pum! (RCA, 1971).
Hola este linke no descarga lo puedes reparar gracias
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