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Enrique Bunbury recrea "La Gran Evasión" (1963) de John Sturges y abandona Héroes del Silencio. Inicia en 1997 una aventura en solitario absolutamente distinta a la anterior: rupturista. El cambio sólo tiene un calificativo: radical. Radical Sonora. Enrique se corta el pelo, cambia de imagen, de acompañantes y de ruta.
Un disco con resonancias árabes, rock y drum 'n' bass. Y lo hace además con un ojo puesto en el ojo bueno de David Bowie.
La gracia óptica es literal, me explico: en 1997, Bowie publica "Earthling" (BMG, 1997), su enésima vuelta de rosca hacia el sonido drum 'n' bass, y en su libreto incorporaba una imagen manipulada de su pupila. Bunbury, sospechosamente, saca al mercado su “Radical Sonora” (Chrysalis, 1997) ese mismo año, gira hacia el drum´n´bass y saca en su libreto una imagen manipulada de una pupila.
Pero vaya, que las semejanzas entre ambos son muy claras en otros muchos aspectos. Tanto el inglés como el español son muy dados al vampirismo musical; filtrar sus referencias o captar lo novedoso y traducirlo a su estilo personal. En el caso de Bunbury es palmaria también su inclinación por Bob Dylan y la música mediterránea y sudamericana, como veremos en posteriores entregas. Bunbury plasmó en "Radical Sonora" todo el sabor de las geografías que visitó durante el periodo de gestación del disco.
Un turismo musical que sólo es diseccionable si analizamos su trazabilidad. Grabó y compuso en Los Ángeles, San Juan de Puerto Rico, Ciudad de Guatemala, Marruecos y Londres.
Sus colaboradores serían Alan Boguslavsky (guitarra, ex-Héroes del Silencio), Copi (teclados), Ramón Gacías (batería) y Del Morán (bajo). El ex-Roxy Music Phil Manzanera fue el productor de un disco heterogéneo pero con una cierta unidad estilística.
Con unas letras mucho más claras, sencillas y con más ánimo revolucionario que la criptología grandilocuente que ensayaba con Héroes. Unos temas potentes, como "Salomé" o "Contracorriente", otras que logran un acierto melódico, como "Nueve", y un medio tiempo, el mejor tema del disco, la magnífica "Alicia (expulsada del país de las maravillas)".
El dictamen es francamente positivo, sobre todo porque se deshace de una manera absoluta de las cadenas que le sujetaba a un grupo tan adorado y mitificado como Héroes del Silencio, y porque marca una pauta para el futuro; fusión, valentía y claridad.
Lafonoteca
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