sábado, 3 de abril de 2021

Triana 1981 - Triana (Un Mal Sueño)

Formato: FLAC 
Tamaño Rar: 237,71 MB 

    Una de las controversias más recurrentes (y estériles) entre los melómanos de toda clase y condición es aquella en la que se enfrentan la supuesta racanería del inmovilismo artístico y el prestigio de la experimentación y la vanguardia. Dejando a un lado lo simplista del enfoque, es cierto que, en términos generales, la inquietud da frutos más sabrosos que el adocenamiento. 

Aunque aquí, como en todo, hay excepciones: Thelonious Monk se llevó toda la vida tocando la misma música, los mismos temas de siempre, pero cada vez que se sentaba al piano pasaba algo muy gordo. Si el estilo que has encontrado es válido para expresarte hoy, mañana y pasado mañana, ¿por qué cambiarlo? La cosa viene a cuento: sospecho que hay muchos incondicionales de Triana que están dispuestos a justificar un disco como “Triana” (Gong-Movieplay, 1981) esgrimiendo aquel famoso argumento: “estaban probando cosas nuevas”. 

Pero lo cierto es que no hay ningún argumento que justifique la amputación de la identidad inconfundible de un grupo que había demostrado sobradamente de lo que era capaz. Miento, sí que lo hay: el dinero. Cómo no. Las canciones de “Triana” se lanzan descaradamente a la conquista de las radiofórmulas para terminar cayendo en el más sonrojante de los absurdos. Escuchen si no esos auténticos despropósitos que son “Es algo tan maravilloso” y “Corre”. 

La primera trata de ser algo parecido a un refrescante soul, pero no pasa de la pura parodia. ¿Eran necesarios esos ridículos coros? La segunda es, abróchense los machos, “Fiebre del Sábado Noche” (John Badham, 1977) versión Triana. ¿Pueden imaginar un personaje más ajeno a la pista de baile que Jesús de la Rosa? Yo tampoco. Abominable, y me quedo corto, créanme. 

 Lo único salvable de este disco es “Una noche de amor desesperada”, un medio tiempo resultón pero poco más. Al menos en “Por el camino” encontramos una progresión armónica interesante y unos disfrutables solos de guitarra a cargo del habitual Antonio Pérez y de Luis Cobo, Manglis, líder de Guadalquivir. 

 Y eso es todo. No sabemos qué fue antes, si la presión de la discográfica o la indolencia de la banda, pero lamentablemente este disco es uno de los mejores ejemplos de lo bajo que pueden llegar a caer grupos que un día fueron grandes.
Lafonoteca

 

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