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“Casualidades”, el single póstumo de Manolo Tena
El 4 de abril 2016 se apagaba la voz rota y rasgada de La Movida. Un cáncer de hígado terminaba con la vida de Manolo Tena, poeta natural y músico maldito, referente de varias generaciones y uno de los cantantes más prolíficos de la música española de los últimos años. Unos meses antes nos dejaba su último legado, “Casualidades “, un álbum que llegaba tras siete años de silencio desde su anterior trabajo discográfico.
Manolo Tena vivía y soñaba cada una de sus letras mientras se desarrollaba con carisma, rebeldía y transgresión.
Producido por su hermano Rafa, este disco le devolvió a un momento pletórico que, sin lugar a dudas, su carrera merecía. Ese lugar en el Olimpo de la música pop que, en 1992, le convirtió en un artista de multitudes. Una apuesta menos excéntrica que la del “underground” de sus inicios, donde suavizaba su querencia por el rock, el blues y el soul con inflexiones latinas, a través de textos en primera persona que expresaban su gran temperamento, romanticismo y lírica urbana.
El artista pacense es uno de esos nombres que, por una serie de factores exógenos y endógenos suenan a lejanía. Como tantos otros cantantes de la década de los 80, tuvo sus devaneos con las drogas. Tena intentaba volver a empezar, luciendo canciones nuevas y tratando de convertir la energía que le llevó al lado oscuro, a la adicción y el rumbo discográfico errante, en fuente de regeneración e inspiración. Planeaba seguir de gira y grabar un disco el año que viene, haciendo suyo el significado del tatuaje que lucía en un antebrazo, la escritura japonesa del verbo “sobrevivir”.
Pero la enfermedad se interpuso en su camino.
“Casualidades” es un disco dedicado a sus “verdaderos” amigos, a los que le ayudaron sin condiciones cuando muchos solo deseaban hacer leña del árbol caído. Manolo Tena decía de sí mismo que no había tenido nunca mucha autoestima, que siempre había sido un tipo acomplejado y tímido. Era ahora cuando empezaba a aceptar que como todo el mundo, tenía altas y bajas pasiones, virtudes y defectos. El calvario de las drogas había quedado atrás, estaba en recuperación y loco por vivir.
Casualidad o no (el álbum inicialmente debía llamarse “La vida por delante”), se consideraba el superviviente de un grupo de amigos y compañeros que habían transitado por un camino similar, que solo ellos entendían y que había sido una fatalidad, refiriéndose a nombres como Antonio Vega, Enrique Urquijo, Antonio Flores y Juan de la Rosa.
Manolo Tena vendió, en su momento personal más errático, más de 800.000 copias de sus álbumes. Canciones como “Tocar madera“, “Fuego en la piel“, “Sangre española” o “Qué te pasa” fueron éxitos sucesivos.
El compositor se dejó embaucar por sí mismo a conciencia, aunque al menos, gozó de una oportunidad que no tuvieron muchos de sus compañeros de generación. Él pudo redimirse de sus adicciones. Había dejado atrás su infierno y su deseo era alcanzar el respeto de la gente, ser una persona más y convivir con la enfermedad y sus problemas, pero sin meter ruido.
Ahora, cinco meses después de su muerte, su voz rota vuelve a carraspear con el single que da nombre a su último disco. Un tema póstumo con el que hace balance vital y reconoce esta azarosa peripecia vital, donde la mala suerte de antaño se torna en un azar amatorio.
En “Casualidades“, Manolo Tena tira de agenda y de amistades granjeadas a lo largo de los años y reúne una banda de excepción.
Diego García, alias el Twanguero a la guitarra, Julián Kanevsky en la guitarra, Niño Bruno en la batería, Candy Caramelo en el bajo y Alfonso Pérez en los teclados. Grandes músicos individualmente y, que además, están acostumbrados a tocar juntos. Con estos compañeros de viaje no es de extrañar que el resultado no fuese, cuanto menos, solvente
Muchas Gracias A+
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