Formato: FLAC
Tamaño Rar: 189,92 MB
Después de problemas con la censura, algún mal rollo con CBS, un intento fallido de entrar en Hispavox y bastantes cambios de componentes, Los Lobos vuelven a grabar, en esta ocasión en los estudios Sonoland de la mano del productor Álvaro Nieto, que hace sonar al grupo de manera distinta al primer LP de cuatro años antes, aunque ese sonido distinto viene más de unos arreglos y unas instrumentaciones muy distintas que de la propia evolución estilística del grupo.
Voces paralelas, guitarras acústicas, algún atrevimiento con los teclados, toquecitos de flauta y un sonido general que busca acercarse a Víctor y Diego, por poner un ejemplo; es decir a los grupos acústicos de mediados de los 70 y su folk pop inspirado en America,
Cat Stevens –al que dedican una composición- Crosby, Stills y compañía.
El material de partida son textos de poetas con alto grado de compromiso político y social: Gabriel Celaya y Nicolás Guillén musicados por Antonio Gómez, junto a otros temas compuestos enteramente por ellos mismos. Aunque aquí cabe una importante excepción, pues el tema que más se publicitó fue “Triunfo agrario”, versión del prestigioso grupo folk argentino Los Fronterizos.
Una canción de origen inconfundible y protesta agraria de campesinos maltratados. Fue publicada también en formato single.
La canción que da título al álbum es una verdadera autobiografía del grupo en sus pasados años difíciles, ante los que se levantan al grito de “y todavía respiramos”. En esa misma intención va la curiosa ilustración de la portada.
Aires habaneros con dos poemas de Nicolas Guillén rompen un tanto el devenir del disco. Se trata de “No me paguen porque cante” y “Ramón Cantaliso”. Dos textos incluidos en el poemario “Cantos Para Soldados y Sones Para Turistas” que este autor publicó en 1937.
Un LP que deja un tanto frio tras escuchar su primer trabajo.
Una cara A de temas muy similares dentro de un suave folk pop y una cara B pródiga en referencias hispanoamericanas en la línea de los grupos y cantautores folk de aquel continente. Ni una ni otra aportan demasiadas novedades respecto a lo que otros habían hecho en años anteriores. Desgraciadamente, a Los Lobos les había pasado un tren del que solo pudieron disfrutar una estación.
LaFonoteca
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