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Parece mentira que un disco grabado en cuatro horas y media en una sola noche suene así de bien. Eso solo puede entenderse por la calidad de los músicos y por haberse grabado en Audiofilm, uno de los mejores estudios de la época.
Los hermanos Ruiz Geniz cuentan la anécdota de que, cuando llegaron a grabar, acababa de estar trabajando allí Joan Manuel Serrat, que se dejó olvidada una botella de whisky. Obviamente, a la mañana siguiente el Noi del Poble Sec no encontró ni rastro del escocés, aunque ellos dejaron una nota de agradecimiento ¡Qué no falte nunca la buena educación!
Los temas suenan contundentes, con las pistas de los instrumentos bien diferenciadas y todavía hoy es de obligada escucha para los jóvenes aficionados al hard rock.
Las influencias de Deep Purple, Atomic Rooster, MC5 y Led Zeppelin se palpan en cada estría del disco. El inglés de los cantantes es un tanto rudimentario, pero aquellos tiempos no daban para más en materia lingüística.
“I’ve got to tell your mama” es un rock como la copa de un pino, pleno de ritmo, que fue publicado como canción estrella del primer single del grupo y que puedes escuchar en el comentario de dicho disco. A nivel popular resultó el tema más conocido del grupo. “I am busy” posee un ritmo electrizante con un bajo fastuoso y un cantante que grita los estribillos de la canción. Las influencias deepurplianas son evidentes.
El solo de guitarra de la parte central define por sí solo el estilo progresivo imperante en la época.
“Un señor llamado Fernández de Córdoba” trata de homenajear a su mánager. Es un largo tema instrumental en el que el que el Hammond recuerda vagamente los sones aflamencados de Triana y otros grupos sevillanos del momento. Luis Genil conduce desde las teclas la melodía principal, interrumpida por dos solos de guitarra que bien podrían ser ejercicios de virtuosismo para los estudiantes de las escuelas de guitarra eléctrica.
Con “Woman mine” regresamos al rock cañero en la onda Zeppelin. La voz cascada por una noche de grabación ruge la letra. La batería sirve de nexo al papel un tanto deslavazado de los otros tres instrumentos. Ya en plan solista, destaquemos dos breves intervenciones del órgano que conducen directamente a un final algo caótico en el que reaparece el tema principal punteado por la guitarra.
Ritmo machacón para “It’s allright”, única canción cantada en castellano. Un rock radical donde los haya con un Hammond más que interesante y una guitarra usada en labores rítmicas reforzando la pesadez de la línea del bajo.
En la misma línea que la anterior encontramos “I don’t know”, comentada en “I Don’t Know / Un Señor Llamado Fernández de Córdoba” (Basf, 1974).
“Crazy machine” es el tema más largo del LP. Una descarga instrumental planteada como una alternancia de dos ritmos: el moderado y misterioso del órgano, que contrasta con la guitarra desbocada y, por momentos, con un toque jazzy muy bien apoyada por la sección rítmica. A destacar el solo de batería de más de dos minutos que se marca Diego y que constituía uno de los puntos culminantes de los conciertos.
Al finalizar la sesión de grabación, tres de los cuatro músicos comenzaron a improvisar sin ningún plan predeterminado. Ángel dijo en un momento dado: “Esto suena bien. Tendríamos que dejarlo grabado”, a lo que el ingeniero de sonido, José Fernández, contestó: “Ya está grabado”. Así nació esta “Experiencia sin órgano”, evidentemente sin teclado, pero con una guitarra a lo Hendrix que tira de espaldas.
En suma, un álbum inesperado por su calidad y coherencia de ideas que merece la pena revisar sin perderse detalle. Este disco ha sido reeditado en CD por el sello valenciano Lost Vynil.
Muchas gracias A+
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