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Considerado uno de los discos fundacionales del movimiento nuevo flamenco (etiqueta en la que se ha dado cabida tanto a lo más innovador e imaginativo, como al "flamenquito" barato más comercial, cosa que, desde luego, no es el caso), y el mejor dentro de ese estilo en la década de los 90, fue producido por Teo Cardalda (antes de empezar su aventura en Cómplices) y Mario Pacheco para Nuevos Medios en 1991.
El propio Mario Pacheco, director del sello, clave en la difusión de este estilo y una de las personas que mejor lo conocen, considera que “el canon” del nuevo flamenco está contenido en cuatro discos seminales: el primero de Ketama, "Ketama" (Nuevos Medios, 1985), el “Blues de la Frontera” (Nuevos Medios, 1987) de Pata Negra, “Veloz Hacia su Sino” (Nuevos Medios, 1993) de Jorge Pardo, y, como no “Quien no Corre, Vuela” (Nuevos Medios, 1991) de Ray Heredia.
Está claro pues, que este disco es de los que marcan un antes y un después en cuanto a la renovación del flamenco. Lleno de sensibilidad, de emoción y de “alma”, Ray Heredia mezcla en él el flamenco más tradicional (“Lo bueno y lo malo”, “El padre de la criatura”), con un poco de todo: ritmos latinos, afrocubanos y salsa (“Cobarde”), bossa nova, (“Yo solo”), todo ello aderezado con elementos pop (“Alegría de vivir”) de los que mucha culpa tienen los teclados y pianos aportados por Teo Cardalda, y hasta funk (“Súmamela bien”) o jazz latino en muchas partes, de la mano de uno de los mejores intérpretes de flamenco-jazz, el gran Jorge Pardo, que colabora en el mismo.
No hay una canción pura, vaya. En todas aparecen toques de todos estos estilos (y alguno más) para conformar un sonido realmente personal y original que abre muchísimos caminos y que ha influenciado a artistas tan dispares como Alejandro Sanz, Fito Páez, Rubén Blades, La Barbería del Sur, Los Planetas, Estrella Morente o Chambao, entre muchos otros, declarados todos ellos influenciados por este disco de alguna u otra manera.
Además de las características ya citadas, el disco está provisto de una fuerza y un carácter inusuales, junto a un gran aporte de sensibilidad otorgado sobre todo por la voz y la manera de cantar, tan emotiva, triste, casi melancólica, de Ray Heredia.
Un disco, en definitiva, que ningún aficionado al género se puede perder.
Ray Heredia - Cobarde
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