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Nocturne, (2019) lleva el título secundario de The Piano Album, y eso es exactamente lo que encontraremos en él. Lo forman un ramillete de temas clásicos del músico, así como una serie de piezas nuevas, todo ello con el sonido predominante del piano, arropado por los arreglos suntuosos típicos de su autor. Lo del "sonido" del piano es literal, porque Nocturne es en realidad un trabajo en el que, al parecer, gran parte del piano que escuchamos es un émulo sintético, un teclado electrónico que imita la dulzura y expresividad de un piano.
Al menos eso es lo que aseguran muchos de los críticos que han reseñado el CD, aunque en los créditos sí que figura un verdadero piano como instrumento principal
No se puede realizar una distinción entre la calidad de los temas que se base en si son nuevos o antiguos, aunque está claro que los antiguos llaman más nuestra atención tanto para lo bueno como para lo malo. Vangelis no se rompe mucho la cabeza con su selección: Chariots of Fire (cuyo inicio recuerda al Bon Voyage del álbum Oceanic), Blade Runner, Conquest of Paradise, To the Unknown Man...
Todos suenan bien, aunque en más de un momento se tiene la impresión de que, más que arreglos para piano, son versiones new age puras y duras. Por destacar uno de los temas ya conocidos, la anécdota está en el extracto de Mythodea, que cuenta con la pianista invitada Irina Valentinova-Karpouchina.
Hay piezas verdaderamente brillantes aquí. Son las que mejor responden a la temática íntima, sensual, del álbum. Nocturnal Promenade es pura ensoñación, una pieza que, en apariencia, contiene algunas partes improvisadas.
Muy delicada es Moonlight Reflections, que podría ir en una línea que homenajease a Satie o Debussy. Mucho más suya es Through the Night Mist, casi un himno instrumental no muy distinto del epílogo de El Greco (1998). Casi conectada a la anterior está Early Years, aunque es más luminosa y al final adquiere un carácter grandioso. Sweet Nostalgia es eso, un tema nostálgico. Quizá un poco soso. Luego viene el Intermezzo, un corte algo aséptico entre lo eclesiástico y lo romántico, en el que no suena el piano.
To a Friend es hermosa porque suena bastante auténtica, sentida. Longing (que no es una versión del tema homónimo del álbum Blade Runner Trilogy / BR25) es uno de los temas con más identidad del álbum, de los pocos que suenan verdaderamente distintos del resto al contar con algún efecto de eco peculiar. Unfulfilled Desire es meditabundo y oscuro, quizá precisamente por reflejar algún "deseo no realizado" de Vangelis. Después viene Lonesome, romántica y exuberante, muy marca de la casa por su rutilancia romana o parisina, en el que los fondos prevalecen en más de un momento sobre el piano. El último tema del álbum es Pour Melia, que bien podría ser una canción de cuna por su ternura e ingenuidad.
Nocturne podría entenderse como una obra new age en sentido estricto, lo que no implica necesariamente que el disco adquiera las cualidades a veces un poco mundanas, family-friendly, de la música relajante/terapéutica al uso. De hecho, albergo la leve sospecha de que hay otro Nocturne debajo de Nocturne, uno en el que se perciben sonoridades del Vangelis más primitivo, el de obras como Fais que ton rêve soit plus long que la nuit, L'Apocalypse des Animaux o La Fête Sauvage, donde había sutiles texturas de teclados sobre fondos etéreos muy difuminados que ponían (ponen) la piel de gallina.
De pronto, mientras escuchas una pieza cualquiera de Nocturne, pierdes el hilo de la melodía principal y te sientes transportado durante unos segundos al mundo brumoso de aquel músico fascinante que iniciaba su carrera en solitario a comienzos de los setenta.
Vangelis se recrea, globalmente, en una visión cálida, acogedora, de la noche y el cielo estrellado. Ese universo ignoto que tantas veces ha reflejado el compositor en clave de ciencia ficción musical es aquí mucho más cercano, algo que podemos observar cada noche con sólo mirar hacia arriba.
Muchas Gracias A+
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