lunes, 25 de octubre de 2021

Carlos Cano

Carlos Cano 
(Granada, 28 de enero de 1946 – 19 de diciembre de 2000)

 Carlos Cano era un cantautor y poeta andaluz. Un músico que recuperó palos tradicionales andaluces relativamente olvidados y denostados como el trovo popular, las murgas, los tanguillos y muy especialmente la copla andaluza, género que renovó y llevó a lo más alto con la creación de clásicos como María la portuguesa o las Habaneras de Cádiz. 

Su perfeccionismo y versatilidad como compositor le permitió componer tangos, boleros, cuecas, tanguillos, rumbas, sambas, nanas, murgas carnavaleras o temas intimistas acompañado por tan sólo por su voz y su guitarra. 

Carlos Cano fue un compositor muy prolífico; un músico destacado dentro del panorama iberoamericano que defendió siempre con ternura -y una sensibilidad extraordinaria- la carga irónica y emocional de sus textos y canciones a lo largo de su carrera: Verde, blanca y verde, El Salustiano, La morralla, Habaneras de Cádiz, Con permiso, La murga de los currelantes, Casida del rey chico, El rey Al Mutamid dice adiós a Sevilla, Andalucía Superstar, La estrella perdida, La metamorfosis, Tango de las madres locas, Romance a Ocaña, La murga de Emilio el Moro, Romance a Ocaña, Chiclanera, Habaneras de Sevilla, Alacena de las monjas, Habanera imposible, Dormido entre rosas, Luna de abril, La bien pagá, Un vaso de té verde, La reina del blues, Que desespero… Infancia 

Carlos Cano nació en el barrio del Realejo de Granada, en la Cuesta del Maurón, el 28 de enero de 1946. Era el mayor de tres hermanos: María José (1947) y Javier (1963).

Su abuelo, Emilio Fernández Adarve, fue maestro químico con rango de capitán en la fábrica de pólvoras de El Fargue y fue fusilado durante el golpe de estado fascista el 15 de octubre de 1936. El general Queipo de Llano firmó la pena de muerte semanas antes de un juicio que fue una pantomima. Emilio fue asesinado junto a su primo y otras siete personas frente a la tapia del cementerio de San José, y tras el crimen, los falangistas impusieron un ultimátum de veinticuatro horas a su viuda para abandonar el pueblo, a cinco kilómetros de la capital nazarí. Ante la falta de oportunidades, como tantos miles de andaluces. 

Carlos Cano emigró a Suiza, Holanda y Alemania. Allí realizó infinidad de trabajos; desde pinchadiscos en un hotel a operario de farolillos para una funeraria o en la imprenta del semanario alemán Der Spiegeld. Reflejó estas experiencias vividas como migrante en temas como «La miseria» o «El Salustiano«. En 1969 funda el Manifiesto Canción del Sur junto con Juan de Loxa (Poesía70) y Antonio Mata, y comienza a cantar regularmente acompañado por su guitarra y su característica voz trémula. «El que canta bajito«, le decían. 

En 1972 la UNESCO organiza un Homenaje a Federico García Lorca y durante su estancia en París, conoce entre otros a Lluís Llach, Ian Gibson y el cantaor Enrique Morente.

En 1973 se casa con Alicia Sánchez, diez años menor que él, con la que tuvo dos hijas; Amaranta (1974) y Paloma (1977). A finales de 1975, Carlos Cano abandona el Manifiesto por discrepancias con el resto de los miembros, y graba A duras penas, su primer disco dentro de la serie GONG de Movieplay. 

Sus primeros discos durante la etapa de la Transición Española y el tardofranquismo, son marcadamente políticos y sus canciones se unen a la reivindicación general de una España democrática, así como el resurgimiento de la identidad andaluza y la consecución de su Autonomía. 

“Ser andaluz es la forma cultural que yo tengo de ser persona”, decía inspirado en las palabras de Blas Infante. De este primer disco es Verde, blanca y verde, considerado himno no oficial de Andalucía y que hace referencia a los colores de la arbonaida andaluza y la Asamblea de Ronda. 

En los años ochenta gira hacia el intimismo, con discos como Si estuvieran abiertas todas las puertas, De la luna y el sol o A través del olvido, y amplía su estilo incluyendo tangos, boleros o rumbas a la vez que crea composiciones musicalmente muy cuidadas, como El rey Al-Mutamid dice adiós a Sevilla, cuya letra son los propios versos de Al Mutamid, el rey poeta de Sevilla. Con Cuaderno de coplas y Quédate con la copla reivindica el valor de la copla como canción popular andaluza tras el maniqueo por parte del franquismo que le había supuesto el desprecio de la modernidad. 

Carlos Cano fue el primer artífice de esta reivindicación: «No es ni canción ni española, es copla y andaluza«.

En mayo de 1995 fue ingresado en el Hospital Ruiz de Alda por un aneurisma disecante de aorta, el doctor Ramiro Rivera viaja a Granada y tras valorar las distintas posibilidades, Carlos decide ser trasladado a Nueva York en un aviónambulancia. 

La disección aórtica fue intervenida por el Doctor Randall B. Griepp en la clínica neoyorquina Monte Sinaí. Tras el incidente comentaría «He vuelto a nacer en Nueva York, provincia de Granada«. Poco después nacería su hijo Pablo, fruto de sus años de relación con Eva Sánchez, con la que vivió sus últimos años en Espartinas (Sevilla). 

Inspirado por el nacimiento de su hijo pequeño produce en 2000 el disco Así cantan los niños de Cuba donde participa Compay Segundo con el que inmortaliza Guantanamera en un dueto memorable. En 1998 musicaliza los poemas de Diván del Tamarit, último libro de Federico García Lorca, cuya poesía comenzó a trabajar desde sus inicios. 

Para este disco doble cuenta con la colaboración de Leo Brouwer, la Orquesta Filarmónica de Londres, Curro Romero, el Orfeón Donostiarra, Paco Ibáñez, Chicho Sánchez Ferlosio, Javier Ruibal, José Antonio Labordeta, Javier Krahe, Santiago Auserón o Marina Rossell entre otros. 

Tras cinco años de reconocimientos -y una producción importante- consigue con sus dos últimos discos: La copla; memoria sentimental y De lo perdido y otras coplas llevar a la copla andaluza musicalmente a la perfección. 

El 28 de noviembre de 2000 se reproduce el aneurisma cuando iba a despegar el avión que le iba a llevar a Madrid. Una ambulancia lo traslada al Hospital Universitario San Cecilio donde es ingresado e intervenido de urgencia durante más de siete horas por el equipo médico del cirujano cardiovascular Eduardo Ros. Tras una tensa espera de tres semanas, cuando se estaba recuperando, se produce un nuevo aneurisma, está vez pegado al corazón. 

Carlos Cano fallece en Granada, su ciudad natal, el 19 de diciembre a las 5:30h. Al día siguiente es incinerado y sus cenizas son repartidas entre un ciprés en su casa de la vega, el Patio de los leones de la Alhambra, la Caleta de Cádiz y el Malecón de La Habana. 

En 2001 es nombrado a título póstumo Hijo Predilecto de Andalucía.

Carlos Cano
 

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